Latidos

Latidos
Gervasio Sánchez

miércoles, 1 de abril de 2015

abriéndome

Te sufro cuando me meto las manos en los bolsillos de los tejanos para calentarlas y descubro de nuevo que en el fondo del forro que todo lo esconde y que todo lo aguanta... no hay nada. Ni siquiera un agujero donde dejar que se hunda mi cara de vergüenza por seguir mendigando que me comas a besos. Por beberme tu olvido. Por no bajarme de este burro de cargas imposibles que me rompen espejos en tu cara bonita, tu cara de angelito, tu cara, cada día más dura que mis fuerzas.



A veces se me va la cabeza a tus labios y me tapo las ganas para no derramar tanta ceguera a gritos. Que no me da ni tiempo de decirte cuánto y cuánto te siento. Y me siento atrapada. A penas un segundo me falta para odiarte. Por eso es que te sufro. Porque estás en las lágrimas de todas mis resacas y los días felices se me escapan contigo, agarradas al humo de esta mierda que mata.