Después
de un tiempo sin poder decidir si me voy o si me quedo, he optado por
dejarme caer. Tengo hambre de parálisis cerebral, ganas de mí
(“sintigo”) y de ti (“sinmigo”). Es porque me engancho a
gilipolleces de Emma Bovary. Por eso estoy en que la solución es meterme una señal
de Stop intravenosa y mearme de la risa. Porque, de nuevo, las cosas
son como son y punto.
No sé si te quiero sin querer o esto mío es una especie de manía hereditaria y barata que llevo a cuestas como un virus que se manifiesta cuando el conflicto ya ha dejado de existir, solo para recordarme que no es necesario dejarme invadir por elementos extraños y que, mi excesiva generosidad y mi ridícula costumbre de complacer, sin placer es, a esta edad, una reacción obsoleta, además de hipócrita.
Como dice Leiva, “solo te deseo que tu mierda cobre vida y te de un beso...” Y que lo haga a través de los poros de tu piel, con el objetivo de que la materia muerta de la que también estamos hechos resucite y puedas, finalmente, seguir tu viaje sin ningún complejo.
No sé si te quiero sin querer o esto mío es una especie de manía hereditaria y barata que llevo a cuestas como un virus que se manifiesta cuando el conflicto ya ha dejado de existir, solo para recordarme que no es necesario dejarme invadir por elementos extraños y que, mi excesiva generosidad y mi ridícula costumbre de complacer, sin placer es, a esta edad, una reacción obsoleta, además de hipócrita.
Como dice Leiva, “solo te deseo que tu mierda cobre vida y te de un beso...” Y que lo haga a través de los poros de tu piel, con el objetivo de que la materia muerta de la que también estamos hechos resucite y puedas, finalmente, seguir tu viaje sin ningún complejo.
Mi
versión de los hechos es que no eres lo que vendes.
Aunque seguramente esté proyectando.
Aunque seguramente esté proyectando.
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