Lo veo
porque Mara Torres me recuerda a ti, porque a través de tus ojos soy capaz de
admirar su belleza.
Y sin
embargo, siento celos de que su distancia te haya podido acercar a ella más que
a mí.
Existen cantidades de
cosas que me sumergen en tu silencio. Recodos intangibles que no podría
describir, pero que forman parte de "ese algo más" que ya soy, porque tengo memoria sensorial y algunas décadas de experiencia.
No dejaré que entres.
Sólo me
gusta retener de vez en cuando una parte de tu alma en mis puños. Juego
con ella para asegurarme de que sigues lejos de mi alcance, porque esa es la
única manera que tengo de quererte.
Tú no vales
un minuto de mi nostalgia. Por eso no te añoro, ni te deseo. Pero tu alma es
diferente. Ella sí se comunica conmigo desde algún punto que ni siquiera
conozco. Me reclama caricias suaves que le anestesien contra la soledad.
He
escrito cientos de palabras para extraer de mi pecho cualquier sentimiento que
tuviera que ver con tu nombre. Y lo he conseguido. Me he vaciado de tu
estupidez en mí. Con glamour, ¿qué te creías?
Et maintenant...
Sólo quiero alejarla de mi vida para siempre, darle un entierro digno bajo las raíces de
algún árbol grande que dé mucha sombra, para que ella, que es parte de tu
esencia, nutra la oscuridad. Y bueno, para que otros seres, menos exigentes que una, encuentren en la humedad del humus el sosiego que yo jamás otorgaré a tu olvido.
No
fuiste un ángel.
Tampoco
un demonio.
Fuiste nada.
Y
aunque no me arrepiento de haberte dado lo que fuera que te diera, sí creo que te
lo di de sobras. Como de sobras me instalé en tu mundo de mierda, porque algo había que
hacer mientras tanto.
Mientras
tanto, otras vivían. Y sentían. Y padecían.
Y follaban.
Y veían
el telediario de la dos.
¿Sabes lo más gracioso? El otro día, en la librería de una estación de tren, consulté el significado de mi nombre en un libro expuesto...
Y sonreí al leer que el mío y el de Mara son el mismo.
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