Latidos

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Gervasio Sánchez

miércoles, 1 de mayo de 2013

día internacional del uno y de la una

Hoy que el mundo se está derrumbando porque nosotros mismos contribuimos a esa autodestrucción masiva, quiero reivindicar con mis dos manos la fuerza vital de un solo gramo de luz contenida en un rayo solar, el éxtasis de la existencia manifestado en actos tan revolucionarios como una sonrisa desinteresada, un gesto amable o una canción de amor.

Quizás por eso sigo escribiendo. Porque, de las cosas que sé hacer medio bien o medio mal con esta soledad, la escritura es la única que me proporciona momentos de belleza inigualables. Y en este mismo destierro que predican a diario mis rápidas pulsaciones, la del verbo es sin duda la creación más mágica que conozco porque, sin saber cómo, consigue conectar mi más absoluta nada con todo lo demás, en un acto paradójico de comunión fantástica a la vez que real.

Escribo porque me necesito. Porque no puedo vivir sin mí. Y porque desde los hilos misteriosos que agitan mi abismo sin ninguna compasión, siento el deseo desesperado de gustarme.

Puede que el mandato que me empuja a garabatear provenga de otra fuerza que no me pertenezca.

Puede  que yo sólo sea el instrumento de algo o de alguien que se entretiene, como yo con las teclas de este ordenador. Pero aun si eso fuera cierto, me reconozco en la perfección del conjunto resultante, a pesar de que la forma o el fondo de cada frase, de cada párrafo o de cada historia, puedan convertirse en contenedores inorgánicos de necedades sublimes o finalmente, en sentencias carentes de cualquier virtualidad.

Escribir me proporciona nuevos y viejos estímulos. Y también recodos de descanso, de observación y de autoobservación. Me hace vivir sin la pesada responsabilidad de ser la protagonista constante, la consciencia omnipresente, la cara oculta de mi cuerpo físico. Me excluye momentáneamente de ese nivel de humanidad o de deshumanidad que me caracteriza por decreto ley. Quizás a eso es a lo que la gente llama evasión. ¡Me canso de ser yo continuamente!

Y en eso que... hoy mismo, un día en el que millones de millones de almas simplemente "son"…
… yo quiero "ser" con ellas, parte de su mismo agotamiento, de su misma esperanza, de su misma lucha, de su misma transformación...
Ésta es tan sólo una intencíon diminuta, insignificante (o no) de seguir hincando mis raras pezuñas en las raíces de lo que quiera que seamos, con el deseo de que este sistema de signos repetidos me ayude a convertirme, cómo os lo diría...

...en una sonrisa desinteresada, en un gramo de luz, en una canción de amor, en un gesto amable... en la palabra justa.

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