Latidos

Latidos
Gervasio Sánchez

domingo, 30 de junio de 2019

(re) componiendo


Este es uno de esos veranos sucios por dentro, en los que el calor no abraza y la azotea humea cualquier resquicio de “ya pasará”.

Ardo en un fuego orgánico y helado junto con las ganas de argüir cualquier estrategia para permitirme lo que haga falta. Me he tirado a la hoguera. Y la fórmula química del sol que, en teoría, tiene que iluminarme tras el éxtasis del paro cardíaco, viene con una tara de fabricación. Malditas imitaciones. No hay oxígeno para quemar. Ni más leña en la Tierra.

Acepto lo que es. Aunque la frase me suene a rancio y me escupa en las tripas creencias que no me pienso creer en la vida. Me asusta admitir tanta deriva, eso es verdad, y también no querer más barquitos que hundir, ni más charcos donde naufragarme al desnudo.

Hierve la saga de este chillido quieto. Es un “aquí me quedo” definitivo. Porque “no puedo más”, que diría Aquel. Y porque no vale la alegría. Aún quedan derechos (de izquierdas).

Y lo hago. Aquí me quedo. Ahogando las ideas que se clavan en la alfombra y que discuten con los ácaros la mejor manera de camuflarse -para que esta sentada no parezca una derrota-. No hay lugar para mí en mí. Ni siquiera en esta casa que parecía habitable. Así que tendré que buscar una pensión sin estrellas a plena luz del inexistencial-ismo. Tal vez una celda color de hospital, disponible para los rebeldes sin causa como James. Como yo. Heridos (de mierda) que jamás volverán a ser nada personal.

No sé dónde he estado todo este tiempo. Quizás me he ido y ya no he vuelto más. No me culpo. Dicen por ahí que las cosas pasan siempre por alguna razón. Y a mí me sobran cabezas. De hecho, me redunda cualquier palabra conocida. Por eso me urge inventar un diccionario verde que empiece antes de la A (de ansia) y acabe más allá de la Z (de teleobjetivo). Para parirlo necesitaré música y letras de algodón. Mucho algodón. Porque, joder, esta manía de sangrar se ha convertido en la única composición que aún no ha salido a la calle. No me extraña... ¡con este calor!... Lo hará en breve. Y los gatos maullarán en rojo y en Mi Sostenido.